Caducó. Hace cuatro años.
Es lo primero que hace un lotek cuando abandona a los orgánicos.
Desvío la tarjeta ID con la mano y ladeo la cabeza, apoyado en un lateral de la cama.
La luz atraviesa el dormitorio en un arco ascendente, con una delgada línea de lino estático. Mil motitas de polvo juguetean en el aire. Ambar apagado que entra y se desvanece lentamente. El cielo está tan cubierto por nubes oscuras que la luz casi no lo atraviesa. Hace tiempo, en el mundo antiguo, la atmósfera era azul. Los orgánicos no hablaban Init, el idioma global nacido del francés, inglés y alemán hace casi doscientos años. La web no era la Matriarca. No creían en la nanotecnología, y tampoco en las posibilidades de la genética. Los llamaban luditas. Acariciaron las últimas briznas de hierba con vida.
Ya no abro su banco de datos.
No soy un lotek.
La punzada del hombro hace su aparición al incorporarme. Acaricio la carne artificial sobre la clavícula de kevlar, a la altura de la conexión nerviosa. Zumba ligeramente. Los bio-galenos localizaron el problema: al parecer los nervios tratan de hidrogenizar el compuesto, o una cosa parecida. Era la razón científica que dieron para satisfacer su curiosidad sobre el origen del malestar. Como averiguar dónde está el fuego, y no apagarlo.
No padezco Temblor Negro. Ha sido una noche larga, al cerrar los ojos en sueños he caído a un agujero. Caía siempre. Si agacho la cabeza y los cierro noto de nuevo cómo cada partícula binaria traza un círculo sobre mi, y otro, y otro más. Reiteración de órdenes. Doblo el brazo hasta estar tumbado sobre la cama. Alargo la mano y tomo la entrada, la conecto a la salida implantada en mi nuca.
He nacido en la era de la Creación orgánica. La Matriarca crea el número. Hay otros antes. Y no para de añadir nuevos. Guardo silencio, abstraído en la palidez muerta de la luz y las motitas de polvo. La Matriarca pregunta: 'Saidai accueil ¿Nom de Leben?'. Noto el abandono. Aprieto los dientes, pero no cierro los ojos. Pregunto al vacío y en silencio quién soy. No hay respuesta. Y pregunta de nuevo: '¿Nom de Leben?'. Contesto, casi tan frío: