Los malditos

'Hubo un tiempo donde no había vida y no existía otra cosa salvo el vacío. Abrió Dios un ojo, una grieta en la vertical oscuridad, ardiente como la ambarina pupila de un dragón, cansado de dormir tras largos milenios de sueño. Ya despierto, advirtió que no había otra cosa salvo oscuridad y vacío. La corona divina sin pueblo. Pagado de sí mismo, creó a la criatura más maravillosa que jamás habría de existir, sin más razón para su vida que adorarlo. Al nacer, el ángel palpitó sobre la cueva con la llama misma de la vida. Tan agraciada era su creación que la imaginó la luz más bella

Creó a muchas otras criaturas, sin embargo nunca igualaron a la primera. Cuando hubo acabado, atisbó a través de los hilos del tiempo y ordenó a la luz salvaguardar a su hijo. Contrario a lo que él quería, la llama respondió: 'No'. Ardieron los cielos de ira, y tal y como haría un niño Dios preguntó: '¿Por qué no?'... y no hubo otra respuesta que por haber nacido para adorarlo a él, no para cuidar a su vástago

He ahí el origen de la guerra de los cielos. La luz y sus sublevados contra la guardia de arcángeles. Los últimos doblegaron a los primeros nacidos. Y ante Dios, el Creador los condenó por su desobediencia al mayor de los castigos. A ellos, cuya razón para existir no era otra que oír a Dios, los haría sordos. Sus ojos, los haría ciegos. Los arrojaron a la tierra, condenados a vagar por ella hasta el fin de los tiempos, sin oír a su Creador y sin saber si son escuchados'



-cierro la página y camino de nuevo por la ciudad que llaman infierno, con la cabeza agachada y las alas partidas, como un compañero más en el Exilio-

Matemática trascendental

3.141592653589793238462643383279502884197169399375105820974944592307816406286