Yule


Llamadla con cualquier nombre.

Adorad a Hropt o a Dagda, a Wsir o su hijo, Allah, al náhuatl Huitzilopochtli, al hindú o a la diosa Mithra, a la mitad de Ormuzd y Ahrimán, al Nîlakantha Shiva, Atune o Tammuz, Khrisna y Buddha, o los Yaoyorozu-nokami.

Hay una cosa que nunca ha cambiado para los viejos pueblos de la tierra: el baile del solsticio invernal, cuando la oscuridad es más larga que la luz y la naturaleza es ya enterrada para renacer de nuevo en su eterno círculo de vida y muerte.